viernes, 13 de abril de 2012

Mi 8º cumpleaños

Aquella fiesta de cumpleaños fue diferente a otras en el sentido de la forma en que se guardaron los recuerdos. No se hicieron fotos, como siempre se ha hecho en todos mis cumpleaños. Uno de los invitados se presentó en casa con una cámara de vídeo y se grabó una pequeña película. 
De eso hace ya bastantes años; fue allá por el 1996; así que el vídeo lo tengo en formato VHS, siendo imposible pasarlo al ordenador para subir el fragmento del que voy a hablar. Y es que en ese cumpleaños hubo un acontecimiento en relación a mi zurdera y la manera en cómo mi familia siempre ha intentado hacerme cambiar, como si molestara o hiciera algún tipo de daño a alguien siendo zurda. Tengo esa pequeña prueba audiovisual.
Después de soplar las velas, ocurrió lo típico que le hacen a todos los cumpleañeros: Me dieron la espátula para que cortara la tarta yo misma. Instintivamente, la cogí con la mano izquierda; en la derecha estaba todo el rato sosteniendo un muñeco con forma de pato que por aquella época era mi juguete favorito. (Otra característica de los zurdos; cuando sostenemos algo, siempre en la mano o brazo derecho, dejando así libre la izquierda para hacer las cosas; en los diestros es al contrario)
Al yo empezar a cortar la tarta, mi abuela se percató de que había algo "raro" y exclamó como si fuera algo anormal: ¡¿Con la mano izquierda?! Se ve claramente en el vídeo mi cara de "Y esta tía de qué está hablando" mientras decía "Esta es la izquierda" y se oye a mi madre decir "Ella es media zurda"
Pues mi abuela dijo que eso se corta con la otra mano. Le dije que en la otra mano tengo el pato, y me dijo que "Pues lo sueltas" Bueno, más bien me lo quitó ella misma para luego quitarme la espátula de la mano izquierda y ponérmela en la derecha para hacerme cortar la tarta con esa mano. Ningún tipo de comentario de nadie de los allí presentes... ¡¡Sólo 8 años recién cumplidos!!
Se ve claramente en el vídeo, además en primer plano, mi falta de fuerza en la diestra; al final terminé ayudándome con la otra mano; la izquierda, la hábil. Parecía algo raro empuñando la espátula de cortar la tarta con las dos manos; pero si no, no podía. Si me hubieran dejado desde el principio hacerlo sólo con la zurda, seguro que sí habría podido, y ni se complica nadie la vida ni me la complican a mí.

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