miércoles, 5 de febrero de 2014

Hoy hace un mes que murió mi perrita

He decidido abrir este off-topic a modo de homenaje a alguien que, a pesar de no ser una persona, fue para mí una gran amiga y un miembro más de mi familia.
Se trata de mi perrita, que falleció hace hoy un mes y todavía la echo de menos.

Kimba llegó a mi casa una tarde - noche de mediados de noviembre de 2007, cuando tenía 6 meses. Me la regaló un amigo porque sus padres ya no se la dejaban tener.

Desde el primer momento se convirtió en lo más importante para mí; pues hacía mucho tiempo que quería un perro y mis padres no cedían.
Juntas compartimos muchos paseos y mucha compañía; fueron 6 años de total entrega una con otra.

Así es; cuando murió, aquel fatídico 5 de Enero de 2014, sólo tenía 6 años y 8 meses, y ni siquera sé lo que le pasó; lo cual hace que mi dolor sea más grande.
Fue una muerte muy repentina y un duro golpe del que a veces dudo si he conseguido o no levantarme del todo.
Hasta el último día estaba perfectamente; os pongo en situación y os cuento al detalle los hechos y mis sentimientos al respecto.

Todos los días, al yo coger las llaves y la correa, se ponía en alerta e iba corriendo hasta la puerta; ya que asociaba el sonido de las llaves con el paseo.
Aquella noche del día 4 observé algo extraño y diferente, y es que al disponerme a sacarla, ya no fue corriendo como siempre; fue hasta la puerta caminando muy despacio.
Y durante el paseo, igual.

No sabía por qué tanta falta de energía de repente; pero no me imaginaba que fuese algo tan fulminante como para encontrármela muerta a la mañana siguiente al levantarme, cuando la fui a ver preocupada por cómo la había visto la noche anterior...
Mala manera de empezar el día, el año, y mal "regalo" de Reyes por adelantado.
No me puedo sacar de la cabeza la imagen de su cuerpo sin vida; lo primero que vi aquella mañana al levantarme. Me quedé destrozada.
Lo primero que pensé fue: "Ya nunca te va a volver a molestar, hija de puta"; refiriéndome a una vecina que siempre se quejaba de que supuestamente la perra ladraba mucho y que en una ocasión insultó a mi hermana; llegué a sospechar que ella me la había envenenado. 
Porque además, la tarde-noche anterior; desde la carroza de la cabalgata de Reyes, la vimos en su ventana y mi hermana se puso a hacerle burla e imitar ladridos de perro; y ella nos miró con muy mala cara y entró rápido. Por eso pareció mucha casualidad que justo después la perra ya estuviera mala.

Pero luego contando los síntomas a gente que sabe de éstas cosas, todos apuntan a que tiene más pinta de haber sufrido un infarto.
En el suelo había un poco de vómito; pero el envenenamiento tiene más síntomas aparte de vómitos.
Un amigo me dijo que al perro de un amigo suyo le pasó algo muy parecido; los mismos síntomas que yo comento: Cansancio y que luego aparece muerto. Y según el veterinario que le hizo las pruebas, lo que le pasó fue que le dio una angina; se le reventó una venita del corazón.
Y otra amiga me dijo que es muy común que éste tipo de perros tengan problemas de corazón.

Además coincidió con las fiestas; en las cuales todo el mundo tira petardos y éste tipo de artefactos causan mucho estrés en los perros.

A la mía no le hicieron la necropsia porque costaba más dinero y mi padre dijo que no; así que me quedo sin saber la causa exacta de la muerte; pero ahora que ya no hay nada que hacer, sólo espero que no haya sufrido.

La entregamos al veterinario para una cremación colectiva; por lo que ni pude enterrarla por mi cuenta (No es legal si no se tiene terreno propio), ni pude conservar sus cenizas como en el caso de cremación individual; pero cuesta más.

Me la encontré aquella mañana en su camita y en un principio pensé que estaba dormida; pero no se movió al yo dar golpes en la ventana ni al abrirla. (Ella dormía debajo de dicha ventana) 
Lo primero que me extrañó fue que no se subió a la ventana como hacía siempre, al yo levantarme y hacer algo de ruido en mi cuarto; por eso mi primera reacción fue golpear la ventana.
Al abrir la llamé y tampoco se movía ni nada. Al sacar el brazo para tocarla y notarla tan rígida, me dio una impresión muy fuerte; quedé en shock; me quedé paralizada y sin saber ni cómo reaccionar. Sólo me acuerdo de que empecé a temblar. Deseaba que aquello fuera una pesadilla de la que despertar.

Después se despertó mi hermana y me preguntó por qué estaba llorando. No sabía cómo decírselo porque ella también quería a la perrita y tiene 11 años. Fui directa al grano: "Kimba está muerta"; fue lo único que me salió y lo dije como pude; ya que tenía tal nudo en la garganta, que no podía ni hablar.

En ese momento estábamos las dos solas; pues mi padre estaba trabajando y mi madre se había ido a comprar los últimos regalos de Reyes; así que yo estaba sin saber qué hacer; mirando incrédula hacia la ventana sin atreverme a volver a asomarme, muy nerviosa y dando vueltas por toda la casa, saliendo las dos a la calle a comentárselo a unos vecinos que estaban fuera, y mi hermana fue quien llamó a mis padres y a mi abuela para decírselo.
Más tarde me empezó a doler el estómago y la cabeza, y a darme mareos.

Me sentía totalmente incapaz de volverla a tocar y cogerla; pero sabía que tenía que hacerlo para entregar el cuerpo al veterinario. Así que con ayuda de un primo y provistos de unos guantes, la cogimos, la envolvimos en unas toallas y la metimos en unas bolsas; que antes de cerrar, le agarré por última vez la patita que le había quedado por fuera de las toallas; como dándole la mano.
Antes de meterla en la bolsa; cuando la estábamos envolviendo en la toalla, vi que tenía los ojos medio abiertos y me sentí doblemente mal.
Ya cubierta, llevándola yo en brazos al coche de mi padre para ir a dejarla en el veterinario, le di un beso antes de ponerla en el maletero. Al llegar yo me quedé hablando con la veterinaria y fue mi padre quien la sacó del coche y se la entregó.

Me cuesta reponerme y en parte me siento culpable e impotente al pensar que quizás pudo haberse evitado si me hubiera dado cuenta antes de que le pasaba algo, y haber hecho algo a tiempo. A lo mejor a su manera con aquel cambio de comportamiento, quiso decirme que algo le pasaba y yo no supe entenderla.
También me siento arrepentida de cosas que no hice del todo bien. Yo la llevaba al veterinario; si a lo mejor no lo hice todas las veces que debí, era por falta de dinero; pero en casa estuvo bien cuidada y nunca falté a ningún paseo. Si alguna vez por algún motivo no podía sacarla a la hora acostumbrada, la sacaba más tarde o más temprano; pero siempre la sacaba.
Y si casi siempre estaba en la terraza era porque mi madre así lo quería; pero cuando ella no estaba yo siempre la entraba a casa.
Me da pena acordarme de cuando arañaba la puerta o la ventana de mi cuarto (Que da a la misma terraza; es un patio trasero), o saltaba dando golpes en la puerta queriendo entrar, y si estaba mi madre en casa no podía entrarla y empezaba a gimotear. Me duele por las veces que no le hice caso. 
 Si fuera por mí, la habría tenido siempre dentro.
A veces siento que no he sido una buena dueña; que podría haber dado más de mí.

Aquella noche al volver del paseo y sacarla a su patio como siempre, se quedó quieta al lado de la puerta, no salió sola como hacía siempre; así que la saqué yo. Creo que ella sabía que le quedaba poco tiempo y quería pasarlo conmigo; me duele haberla dejado sola y no haber estado.
Al rato me asomé y vi que estaba bien; le di la caricia de buenas noches como siempre, y no había nada raro. Volví a asomarme antes de dormirme y estaba echada con la cabeza levantada; aún despierta y con la mirada tranquila.
Esa fue la última vez que la vi con vida.

No me esperaba ésto tan pronto; aún le quedaba aproximadamente media vida para morir de vieja; teniendo en cuenta que los perros viven alrededor de 12 años, y ella se fue con 6 y medio.
Si la hubiera visto envejecer, me habría dado tiempo a mentalizarme de que un día no muy lejano se iba a ir; prepararme para el trance, y tal vez no sería tan duro como en este caso en que me pilló por sorpresa; de manera inesperada.
En este caso no es tan fácil asimilarlo como cuando se ve venir debido a la edad. (Que no significa que no duela igual; claro que duele de todas formas porque no deja de ser una pérdida irrecuperable)

Y es que ni siquiera pude despedirme de ella. Estar a su lado en sus últimos momentos para no dejarla morir sola; darle una última caricia antes de que se apagara del todo.
Al igual que ella siempre estuvo conmigo; incluso me concedió aquel último paseo aún sintiéndose apagada.

Sé que ya ha pasado un tiempo (Un mes exactamente)
Pero aún estoy tocada. Ya no tanto como los 3 o 4 primeros días, pero aún sintiéndome mejor, la echo de menos.
Por otra parte, a veces siento que ya lo he superado y la recuerdo con cariño y una sonrisa; pero paso por momentos en que me entra un bajón y vuelvo a derrumbarme y llorar al notar su falta y saber que nunca volveré a verla. Después de varios días sintiéndome mejor, anoche volví a llorar por ella; porque se cumplió un mes exacto del último momento en que la vi con vida y me acosté tranquilamente; sin imaginarme la desagradable "sorpresa" que me encontraría al levantarme por la mañana.


En casa todo me recuerda a ella y me agobio. Sobre todo cuando llegan las horas acostumbradas a las que siempre salíamos a pasear... Y ya no está para sacarla.
Cuando salgo yo sola y me encuentro con gente que conocí paseando ellos también a sus perros; los cuales jugaban con Kimba, se me viene el mundo encima al tener que decirles que ya no está.

Me duele no ver ni notar su presencia donde antes estaba; se ve todo tan vacío...

Tal vez ahora sea el momento de irme a la Península como tengo metido en la cabeza desde hace 2 años. Cambiar de aires me irá bien; me ayudará a superarlo más rápido.
Si me hubiera ido antes, me la quería llevar conmigo en cuanto fuera posible; por nada del mundo iba a dejarla atrás. Tal vez el no poder llevármela era lo que más me frenaba; el cariño que le tenía podía más que mis sueños. Me daba mucha pena dejarla; no quería. La echaría tanto de menos como ella a mí, los perros también sufren la separación; también echan de menos a los dueños cuando no están. Yo la echaba mucho de menos cuando me iba de vacaciones; y sé que ella a mí también. Mis padres me contaban que se ponía triste y se dedicaba a buscarme por toda la casa.

Dicen que hay que buscar el lado positivo de todo; incluso de los acontecimientos más trágicos; así que si tengo que verle algo positivo a ésta pérdida, es esto; que ya puedo irme sin pena desde que tenga la menor oportunidad; ya no hay nada que me ate a seguir en esta isla que tanto me aburre desde hace tiempo.

Aunque en parte pensar esto me hace sentirme egoísta y como si hubiera querido librarme de ella como si fuera un obstáculo; cuando nunca fue así.

Algunos pensarán que es una tontería que roza lo ridículo, que no es normal estar así puesto que no era una persona. Incluso habrá quien falte gravemente al respeto opinando que "Es de anormales llorar por un puto perro de mierda"...
Pero para mí y para muchos dueños de animales que han llegado a cogerles cariño, no era sólo un simple perro que se puede solucionar comprando otro; como si se tratara de un ordenador o un móvil. Aparte de que más que comprar, lo preferible es adoptar uno de alguna protectora o perrera. Eso es lo que haré si el día de mañana quiero tener otro; la verdad es que por ahora no tengo ganas porque llegará un día que también se morirá y no quiero volver a sufrir todo ésto.

Aparte aún vivo con mis padres y ellos no quieren más perros en casa; ya me lo pensaré para cuando me independice.

Era un ser querido; y como tal, el proceso de duelo es similar a cuando perdemos a un familiar o amigo humano. Por tanto, no me avergüenzo de decir que he llorado la pérdida; que he pasado noches sin poder dormir por éste motivo, así como días sin ganas de comer, ni de absolutamente nada, e incluso con episodios de ansiedad; notando el corazón más acelerado de lo normal.
Que por mucho tiempo que pase, siempre estará en mis pensamientos y en mi corazón.
Entre un perro y su dueño, se crean vínculos afectivos muy fuertes; a su manera te dan su cariño y su compañía; y eso, después de tenerlo durante un tiempo, el día que falta se nota.
Era lo mejor de mi casa; lo que yo más quería.

Se trata de la primera muerte cercana a la que me enfrento y toda esta mezcla de sentimientos es nueva para mí.
El dolor algún día lo superaré, pero a ella no la olvidaré nunca.

Dicen que siempre hay que quedarse con lo bueno... 

A continuación enumero los mejores recuerdos que tengo de ella:

Recuerdo con cariño y echo de menos cómo se ponía de pie sobre las dos patas traseras y aguantaba un rato así; incluso daba algunos pasos. Cuando labraba a todos los que entraban en mi habitación, excepto a mí.
Y cuando gruñía a todo el que se me acercaba. Siempre estaba dispuesta a protegerme; a veces mi madre jugaba a hacer que me pegaba, para ver su reacción. Siempre le gruñía y a veces se tiraba a morder. Una vez mi tio que vino de visita me fue a dar un beso y ella se puso a ladrarle como loca.

Cuando le dábamos algo de comida con la mano, ella lo cogía con mucho cuidado; muy tranquilamente, para no hacernos daño sin querer, como hacen otros perros al arrebatarnos el alimento de la mano con ansia.
Era muy mimosa; cuando la estaba acariciando y en algún momento paraba, pasaba su cabeza por debajo de mi mano para que siguiera. Y se subía y sentaba sobre mis rodillas a veces cuando yo estaba mirando cosas en el ordenador. Se dejaba querer por todos, mi abuela también le tenía cariño y muchas veces le traía huesos. Ella también lloró cuando supo la noticia y vino a vernos.


Esos alegres recibimientos al llegar a casa, cómo le gustaba tumbarse encima de un peluche grande que tengo en mi cuarto, el ladrar y salir corriendo cada vez que alguien llamaba al timbre o a la puerta... Siempre saludaba alegremente a todas las visitas. Si estaba fuera, se ponía a arañar la puerta o la ventana con más ansia que normalmente.

Siempre que yo salía me esperaba en la puerta; pero no sólo cuando me iba a la calle. Incluso cuando iba al baño ella me esperaba ahí al otro lado de la puerta.
Si estaba dentro de casa y yo salía al patio a tender o recoger la ropa, ella me acompañaba y luego volvíamos a entrar juntas.
Le gustaba mucho lamerme las gotitas de agua de las manos cuando terminaba de fregar, o de las piernas al salir de la piscina o la ducha.
Si estaba en el patio y yo en mi cuarto, siempre estaba tumbada en el alféizar de mi ventana, para no perderme de vista y ladraba si alguien más entraba a mi cuarto. O se asomaba a la puerta que da a la cocina, si yo estaba ahí.

Y cuando estaba en el otro patio; el de la entrada; que solía ser en verano cuando en la otra terraza poníamos la piscina, a veces saltaba la cancela y se salía; sobre todo cuando no estábamos, porque iba en nuestra busca; a veces cuando nos íbamos caminando la veíamos aparecer siguiéndonos, y la llevávamos de vuelta a casa. Cuando nos íbamos en el coche, también se salía aunque en este caso no la veíamos; pero siempre volvía y nos esperaba en la acera, junto a la cancela. Cuando llegábamos se ponía a dar vueltas alrededor del coche hasta que nos bajábamos y se venía conmigo, con miedo a la bronca de mi madre porque sabía que escaparse estaba mal.
De último también se iba cuando tenía el celo, incluso estando nosotros en casa; pero nunca llegó preñada ni le llegó a pasar nada.
Una vez atacó a un ratón que estaba en la terraza, para evitar que entrara en casa. Lo mató.
Cuando teníamos periquitos y mi madre se ponía a hablarles, ella se ponía celosa y se levantaba sobre las patas traseras para que le dijera algo a ella; también cuando mi hermana la entraba por la mañana y yo aún estaba acostada, venía directa a mi cuarto, se levantaba también y apoyaba las patas delanteras en la cama a esperar que me levantara.

Aparte de los recuerdos abstractos de momentos vividos, también tenemos recuerdos físicos: Mi hermana guardó en una caja todas sus cosas: Arnés, correa, cuencos, pelotas, etc. Yo debo tener guardado en algún sitio algún collar anterior a cuando decidí ponerle el arnés. Además, conservo su cartilla y tarjeta del veterinario, y unos pelos suyos que recuperé de la papelera de mi cuarto; pues se lo había cortado poco tiempo antes de morir.
Sólo falta el cepillo con el que siempre jugaba, y un cojín como complemento de la cama; porque mi madre los tiró.
Echo de menos incluso lo más insignificante; como sus huellas marcadas en el suelo, de cuando entraba con las patitas mojadas o cuando yo acababa de fregar.

Os cuento esto no por llamar la atención ni nada de eso; como algunos pensarán.
Simplemente es un acontecimiento que me ha marcado; que me ha causado una tristeza que me ha quitado las ganas de todo. Ganas que poco a poco voy volviendo a recuperar.


Por tanto, lo escribo en primer lugar como homenaje a ella porque se lo merece; además de por necesidad de desahogarme y porque este tipo de cosas me cuesta decirlas hablando; me sale mejor al escribir. 
Y porque vosotros; mis lectores, sois también mis amigos y con los amigos se comparte todo; tanto los buenos como los malos momentos. Como compañeros zurdos que somos, nos lo compartimos absolutamente todo; tanto lo que tiene como lo que no tiene que ver con nuestra particularidad.



Invierno


Recién pelada para pasar bien el verano.



Recién bañada.

En el peluche donde siempre le gustaba tumbarse.





D.E.P  Kimba   06-05-2007 --> 05-01-2014 

Ahora tengo en el cielo un angelito de 4 patas, al que he querido dedicar un pequeño espacio de mi blog a modo de homenaje.

Vivió poco tiempo, pero fue suficiente para brindarme todo su cariño y ganarse el mío.

martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz Año Nuevo

Quiero desear un muy feliz 2014 a todos; tanto a los zurdos, como los diestros, como los ambidiestros.
También tanto a los que aceptan a los zurdos como a quienes los critican; para que vean que otra cualidad de los zurdos es que no somos rencorosos y que tenemos un corazón tan grande, que tiene cabida para todos; incluso para quienes se meten con nosotros.

¡¡Un gran saludo a todos y que el nuevo año traiga todo lo mejor; que se acabe la crisis y que consigamos trabajo todos los que no tenemos la suerte de tener uno!!



martes, 29 de octubre de 2013

Así queda la mano de un zurdo después de escribir.

¡Muy buenas a todos!

En esta ocasión y después de un tiempo sin actualizar el blog, os muestro una foto de mi mano izquierda después de escribir durante un buen rato.

¿A quién no le ha pasado?
Al escribir con la mano izquierda, lo hacemos al contrario que los diestros: En lugar de apoyar la mano sobre papel blanco en el que aún no hemos escrito, lo que hacemos es pasarla por encima de lo que acabamos de escribir; y como la tinta aún no se ha secado bien, nos manchamos los dedos, como demostración de nuestra fabulosa lateralidad.

¡¡Un saludo a todos!!



viernes, 22 de marzo de 2013

El día que dejé de tocar la guitarra

A veces tanto machacar a uno sólo porque sea zurdo, puede acarrear efectos secundarios; como por ejemplo que la persona deje de hacer lo que le gusta sólo para no tener que escuchar las gilipolleces que le dicen a su alrededor. Y un caso de estos me pasó a mí no hace mucho.

El año pasado recibí una guitarra como regalo de Reyes. La llevaba tiempo pidiendo, y ya había empezado a leer por Internet apuntes y acordes.

Cuando abrí la guitarra, mi primer impulso fue cogerla a lo zurdo; como ya estaba acostumbrada; como ha había cogido otras guitarras: Al contrario que los diestros, para tocarla con la mano izquierda y pisar los trastes con la derecha. 

En principio nadie me había dicho nada; incluso mi madre me animó a dejarme crecer un poco las uñas de la mano izquierda para poder tocar mejor (Tengo costumbre de morderme las uñas)

Pero un día que vinieron mis abuelos a casa y me vieron practicando notas y acordes, mi abuelo preguntó: "¿Eres izquierda?"  Yo le dije que soy ambas cosas; que soy ambidiestra pero que la guitarra estoy acostumbrada a cogerla así; que de la otra forma me es incómodo.
Me dijo que la guitarra no se coge así, y mi abuela se metío a decir: "No te hagas así" 

¿Cómo que "Así"? Así, ¿Cómo?
¿Qué es, algo malo ser zurda? Además que no me he hecho; nací así y así seré siempre; nadie me va a quitar algo de mi naturaleza y menos si es algo de mí que me gusta. Que ya no estamos en el siglo XIV.
Aparte de que nunca me he "hecho" zurda por decisión propia. No me he hecho porque siempre lo he sido y todos han intentado cambiarme. Y me niego.

Pues desde ese momento en que mis abuelos dieron su opinión sobre el tema, mis padres volvieron a ponerse encima de mí... Cuando yo creía que por fin lo habían terminado aceptando. Otra vez mi madre a echarme broncas cada vez que me veía tocar con la izquierda, y mi padre que nunca me había dicho nada sobre el tema, también: "La guitarra está hecha para tocarla con la mano derecha"


Vamos a ver, ¿Y a mí qué me importa con qué mano diga la mayoría de gente que se toca? Porque es así: Quien dice que se toca con la mano es la mayoría; ya que la mayoría es diestra. Pero cada uno puede tocarla como le venga en gana o como le resulte más cómodo. ¡Como si es con los pies! No es ningún chiste ni ningún sarcasmo; supongo que la gente que no tiene manos y le gusta tocar guitarra se habrá adaptado para tocarla con los pies.

Así que me importa tres cojones cómo estén diseñadas las cosas y cómo sea su manera estándar de usarla. Cada uno lo adecua a su comodidad.

Además, se puede cambiar el orden de las cuerdas para que, a ojos de un zurdo, no las veamos al revés con respecto a las explicaciones y los apuntes. Y eso es lo que he hecho yo; hace tiempo que tengo las cuerdas cambiadas; adaptadas a mi zurdera... A pesar de que, desde aquellas llamadas de atención, tengo la guitarra guardada y sólo la cojo cuando me quedo sola en casa (Pocas veces) Por lo que, después de un año y 2 meses, aún no me sé si un solo acorde; se me han olvidado.


Seguramente os preguntaréis por qué la he dejado de tocar sólo porque se metan y me digan cosas; pues también os lo explico:

Primero, porque paso de discutir y de estar oyendo gilipolleces que me ponen de mala hostia.
Y segundo, porque por supuesto que también paso de darle el gusto a todo el mundo y empezar a tocarla con la derecha sólo para que todos estén contentos y no me digan nada. Yo con mi cuerpo y mis cosas tengo que estar en base a mi comodidad; no a la de los demás.
Si para ellos la guitarra se toca con la mano derecha, pues que la toquen con la derecha ellos, y a mí me dejen en paz con mi zurda.
Que no le estoy haciendo daño ni molestando a nadie por tocar como yo me siento más cómoda; y de las cosas que me dicen parece que he matado a alguien o algo.

Y estoy harta. Esto es tocar demasiado los cojones. No soy la única zurda que hay en el mundo ni la única que coge la guitarra así:


¿Acaso es algo malo? ¿Molesto a alguien? ¿Infrinjo alguna ley? ¿La guitarra suena diferente? ¿Cometo algún tipo de injusticia?
¿Mato, agredo, o maltrato física o psicológicamente a alguien?

No, ¿Verdad? 
Pues vale ya de tanta gilipollez, en serio.

viernes, 13 de abril de 2012

Mi 8º cumpleaños

Aquella fiesta de cumpleaños fue diferente a otras en el sentido de la forma en que se guardaron los recuerdos. No se hicieron fotos, como siempre se ha hecho en todos mis cumpleaños. Uno de los invitados se presentó en casa con una cámara de vídeo y se grabó una pequeña película. 
De eso hace ya bastantes años; fue allá por el 1996; así que el vídeo lo tengo en formato VHS, siendo imposible pasarlo al ordenador para subir el fragmento del que voy a hablar. Y es que en ese cumpleaños hubo un acontecimiento en relación a mi zurdera y la manera en cómo mi familia siempre ha intentado hacerme cambiar, como si molestara o hiciera algún tipo de daño a alguien siendo zurda. Tengo esa pequeña prueba audiovisual.
Después de soplar las velas, ocurrió lo típico que le hacen a todos los cumpleañeros: Me dieron la espátula para que cortara la tarta yo misma. Instintivamente, la cogí con la mano izquierda; en la derecha estaba todo el rato sosteniendo un muñeco con forma de pato que por aquella época era mi juguete favorito. (Otra característica de los zurdos; cuando sostenemos algo, siempre en la mano o brazo derecho, dejando así libre la izquierda para hacer las cosas; en los diestros es al contrario)
Al yo empezar a cortar la tarta, mi abuela se percató de que había algo "raro" y exclamó como si fuera algo anormal: ¡¿Con la mano izquierda?! Se ve claramente en el vídeo mi cara de "Y esta tía de qué está hablando" mientras decía "Esta es la izquierda" y se oye a mi madre decir "Ella es media zurda"
Pues mi abuela dijo que eso se corta con la otra mano. Le dije que en la otra mano tengo el pato, y me dijo que "Pues lo sueltas" Bueno, más bien me lo quitó ella misma para luego quitarme la espátula de la mano izquierda y ponérmela en la derecha para hacerme cortar la tarta con esa mano. Ningún tipo de comentario de nadie de los allí presentes... ¡¡Sólo 8 años recién cumplidos!!
Se ve claramente en el vídeo, además en primer plano, mi falta de fuerza en la diestra; al final terminé ayudándome con la otra mano; la izquierda, la hábil. Parecía algo raro empuñando la espátula de cortar la tarta con las dos manos; pero si no, no podía. Si me hubieran dejado desde el principio hacerlo sólo con la zurda, seguro que sí habría podido, y ni se complica nadie la vida ni me la complican a mí.

miércoles, 11 de abril de 2012

Mis comienzos como zurda

Se puede decir que soy zurda desde que nací. Porque eso viene de nacimiento, ¿O me equivoco?
Lo digo también por comentarios escuchados a mi madre cuando habla de mí. La he oído decir que yo cuando era pequeña era zurda, pero que en la guardería no me dejaban usar la mano izquierda; cuando me veían comer o escribir con ella, me pegaban en esa mano para que utilizara la derecha.
Esto dio como resultado convertirme en ambidiestra; cuando se me cansaba una mano me cambiaba a la otra sin problemas. Pero siempre sentí y sigo sintiendo más habilidad, comodidad y fuerza en la mano izquierda; así como pie, ojo, y oreja.
No sé en qué momento fue, ni por qué, que empecé a escribir sólo con la mano derecha, no sé si me siguieron presionando en casa y en el colegio, pero en mi media infancia llegué al punto ese; de no cambiar de mano cuando se me cansaba la que estaba usando.
Ahora he vuelto a hacerlo; quiero volver atrás. Ya he crecido; ya tengo 24 años y sé lo que quiero en la vida: Recuperar mi naturaleza; volver a ser lo que fui; de la manera en que venía de fábrica. Si estaba escrito que yo iba a ser zurda, nadie tenía derecho a cambiar ese destino. Aunque ahora sea válido considerar que soy ambidiestra... Yo me considero zurda; porque esa era mi naturaleza; si yo era así quiero volver a ser como Dios me hizo; no como trató de hacerme la intervención humana. Me han desviado de mi camino y ahora quiero volver a él.

A continuación, dos fotos de cuando yo era pequeña; donde se evidencia mi pasado como zurda.
Además de las fotos, tengo un vídeo de cuando era aún más pequeña (Dos añitos) En algunas escenas se me ve comiendo y pintando también con la mano izquierda. La pena es que está en VHS y no lo tengo pasado a DVD para ponerlo en el PC y publicarlo.

Yo a los 4 años

Y aquí con 7